Sólo a mí se me ocurre intentar resolver un impago por parte de la administración en estas fechas. Esto es España, parece mentira que no lo sepa, y en este país, en el mes de agosto no trabaja ni Dios. Y si hablamos de funcionarios, mejor ni les cuento. La mayoría están de vacaciones (fuera del puesto de trabajo, que de vacaciones en su ventanilla están durante todo el año) y los sustitutos, de haberlos, no se atreven ni a sellar una bonoloto por su cuenta y riesgo.
Así que, como se habrán imaginado, no he conseguido cobrar lo que me correspondía. Y lo que es peor, lo único que he podido obtener de mis continuas idas y venidas por las dependencias públicas ha sido un notable cargo de conciencia ya que, según parece, me tengo bien merecido mi infortunio, tanto por haber pretendido trabajar de forma remunerada como, sobre todo, por el gravísimo delito de perturbar con menudencias personales el sacrosanto derecho al descanso estival de los abnegados funcionarios del estado. Y doy gracias por no haber sido procesado por la muerte de Manolete, que poco faltó.
Pero como no quiero aburrirles con mis desventuras en el retorcido mundo de la función publica, y además, lo único que conseguiría es escribir un mal plagio de " El proceso" de Kafka, les dejo con esta divertida cancioncita de mi paisano Miguel Costas, que unida al chiste del genial Forges que tienen en la cabecera, resumen acertadamente las principales impresiones que he extraído de mi fracasada operación cobranza. Escuchen y vean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario