jueves, 8 de mayo de 2008

Sopa de teclas

Hace unos días especulaba con mi socio Popeso acerca de las razones por las cuales el llamado teclado QWERTY tenía dicha configuración de teclas. Uno de los argumentos que aparecieron en el curso de la discusión fue el de la eficiencia en la escritura: mi socio tendía a pensar que la posición de las teclas estaba calculada para optimizar la velocidad de escritura en lengua inglesa, y que, por ello, no debía ser tan eficiente para la lengua de Cervantes.

El caso es que, después de hablar un buen rato sobre el particular, mi socio me emplazó para que investigara este asunto y, de paso, hiciese esta entrada. Como ha transcurrido ya bastante tiempo de aquello supongo que le sorprenderá ver que su consejo no cayó en saco roto.

En fin, pues por lo que he podido averiguar, el teclado QWERTY no se pensó para optimizar la velocidad de escritura, sino para minimizar la posibilidad de que los mazos encargados de golpear el rollo de tinta de las máquinas de escribir mecánicas se atascasen al teclear las palabras. Es decir, el teclado se dispuso de tal modo que los pares de letras más empleados en inglés se encontrasen tan alejados entre sí como fuese posible.

Obviamente se intentó disponer las teclas de tal modo que al escribir una palabra, las letras tecleadas por una mano se intercalaran en lo posible con las de la otra, si bien dicho objetivo no siempre se alcanza: por ejemplo palabras como monopoly (monopolio) o stewardesses (azafatas), se escriben con una sola mano.

Así pues, el teclado QWERTY, introducido a finales del siglo XIX, no se diseñó en base a concienzudos estudios estadísticos de eficiencia y rapidez, sino por motivos de índole bastante más práctica. En el idioma de Göethe, el teclado se modificó para intercambiar la Y por la Z, dando lugar el cambio al llamado teclado QWERTZ. En Francia la disposición de letras generó el teclado AZERTY, cambiando la Q y la W por la A y la Z, respectivamente; además, en el teclado francés la M va la derecha de la L. En español la Ñ es la que va a la derecha de la L, y en portugúes es la Ç. Desde luego esta disposición de teclas en nuestro idioma no garantiza el objetivo que se persiguió al crear el teclado inglés, pero supongo que no debió de considerarse una buena idea elaborar un teclado propiamente autóctono.

Existe una variante al teclado QWERTY denominada Teclado Simplificado Dvorak. Se basa este teclado en el estudio de la frecuencia de las letras en inglés y en la fisiología de las manos, de acuerdo con los siguientes principios:
  1. Es más fácil teclear alternando las dos manos.

  2. Para lograr la máxima velocidad y eficiencia, las letras más comunes y los dígrafos deberían ser los más fáciles de teclear. Esto significa que deberían estar en la fila intermedia, que es donde descansan los dedos.

  3. Las letras menos comunes deberían estar situadas en la fila inferior, que es la que más cuesta alcanzar.

  4. La mano derecha debería realizar la mayor parte del tecleado, puesto que la mayoría de las personas son diestras.

  5. Es más difícil teclear dígrafos con dedos adyacentes que con dedos no adyacentes.

  6. La pulsación de teclas se debería desplazar, generalmente, desde los bordes del teclado hacia el centro (como ejemplo, sitúe los dedos sobre una mesa y mire qué es más fácil: ir desde el dedo meñique hacia el índice o viceversa).

Pese a todo ello, no está clara la ventaja de este teclado con respecto al QWERTY. Se han hecho estudios al respecto, y los resultados no son en modo alguno definitivos. La tradición, y la resistencia al cambio, juegan sin duda en contra del teclado Dvorak. No dejen de consultar el interesante enlace de wikipedia para más información.


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