Últimamente no doy una en el trabajo. Cuando no me equivoco en el código del artículo, fallo en su precio o lo que es más grave en el nombre del cliente. Y no sólo yo, mis compañeros tampoco andan especialmente finos y esta sucesión de errores me trae por la calle de la amargura. Odio equivocarme y odio las consecuencias que acarrean mis continuos yerros. Y me refiero a tener que repetir el trabajo, a las molestias ocasionadas a afectados que no tienen culpa alguna, y, sobre todo, al inevitable costo económico que supone la obligación de subsanarlos.
Así como poseo una habilidad especial para meter la pata, tengo que reconocer que dispongo de un don para averiguar el motivo de mis errores. El único problema de este don es que su funcionamiento es un tanto tardío. Es decir que surge siempre a posteriori de la equivocación, por lo cual sólo sirve para anticipar y evitar errores en el futuro. En fin, algo es algo.
El consuelo que me queda, gracias a Dios, es que no ejerzo una profesión de excesiva transcendencia. Si llego a ser cirujano, político o artista, creo que no sería capaz de soportar las consecuencias de mis habituales fallos. Pero si hay un oficio en el que los errores tienen una relevancia inimaginable, ése es el de futbolista de élite (John Terry, en la imagen de cabecera). De pequeño eliminaron a mi equipo de infantiles en una tanda de penalties en la que yo, maldita sea mi estampa, erré una pena máxima. Y aunque les cueste creerlo, 25 años después sigo traumatizado por aquel error. Así que imagínense como se sentirán aquéllos que, debido a la relevancia de sus acciones, han llegado a formar parte de nuestra negra historia, y no precisamente gracias a sus grandes aciertos. Si no les importa sufrir y remover oscuros recuerdos, échenle un vistazo a estos videos que recogen diez desafortunados momentos de nuestra nunca bien ponderada selección de fútbol:
1- El gol de Cardeñosa: Este gol ante Brasil, que nunca llegó a entrar, supuso que la selección española no pasase de la primera fase en el Mundial del 78. Yo tenía apenas nueve años entonces, pero no se me va de la cabeza. Y que conste que lo considero casi más un acierto del defensa que un fallo del bético.
2- Arconada y Armstrong: Mundial de España: este regalo del guardameta español al delantero norirlandés envía a nuestro equipo a una segunda fase contra las poderosas selecciones de Alemania e Inglaterra. Obvia decir como acabó la cosa...
3- Arconada y Platini: De nuevo el portero vasco haciendo de las suyas. Este lastimoso gol de falta inició la derrota hispana en la final de la Eurocopa de 1984 contra los organizadores. Para ser justos, fueron las paradas de Arconada en semifinales, las que nos permitieron disputar esta final.
4- El gol de Michel: De nuevo contra Brasil, un gol que nunca subió al marcador. Estamos en el Mundial de Méjico de 1986 y, tras un saque de esquina, el madridista lanza un terrible disparo que da en el larguero y bota claramente dentro. Lamentablemente el árbitro no opinó lo mismo. Este error arbitral impidió que disfrutásemos de una histórica victoria de la "roja" sobre la prestigiosa "canarinha". Veanlo en el min 2,30 de este resumen de casi nueve:
5- El penalty de Eloy: Seguimos en Méjico '86 y aquí se comenzó a forjar nuestra leyenda negra acerca de los malditos cuartos de final. Tras unos octavos de antología ante Dinamarca, España se presentaba como clara favorita ante los belgas. Y a pesar de que un gol del mítico Señor nos permitió disputar una prórroga en la que fuimos claramente superiores, el fallo del pequeño delantero asturiano en la tanda de penalties nos impidió el acceso a las semifinales. No he conseguido ninguna imagen o video del error de Eloy, pero esta es su cara por si desean agradecérselo:
6- El gol de Julio Salinas: Otro gol fallado, pero esta vez ante los italianos. Era el Mundial de USA '94 y la selección de Clemente era realmente poderosa. En unos cuartos de final jugados de poder a poder, a falta de pocos minutos para acabar, y cuando el marcador rezaba empate a uno, el desgarbado Julio Salinas marra una ocasión, solo ante el portero transalpino. Unos minutos más tarde, Roberto Baggio no perdonaría ante Zubizarreta.
7- El penalty de Nadal: Eurocopa del 96. España se juega los cuartos ante la anfitriona Inglaterra. Y a pesar de que la inglesa es una selección que siempre queda apeada en los penalties, esta vez superó a España gracias a los errores de Hierro y Nadal en la tanda de penas máximas, a pesar de haber sido "la roja" muy superior en los 120 minutos de juego. En su momento, por miedo, decidí no ver los definitivos penalties, así que no pienso hacerlo tampoco ahora. Les pongo una foto del desafortunado jugador, tío del actual tenista, que malogró ese último lanzamiento:
8- Zubizarreta ante Nigeria: Mundial de 1998, Francia. España debutaba ante la selección de Nigeria. La selección dominaba tranquilamente el partido por dos a uno, cuando el portero español introdujo en su portería un centro sin peligro de un jugador africano. España acabó perdiendo 3-2, y a pesar de, posteriormente, empatar contra Paraguay, y golear a Bulgaria, no accedería a la segunda fase.
9- Raúl, selección: Año 2000, España se juega el pase a semifinales de la Eurocopa ante los campeones del mundo, Francia. El partido fue muy igualado y sólo el fallo del delantero del Real Madrid en un postrero lanzamiento de penalty impidió que llegásemos, al menos, a la prórroga. Es curioso, pero a pesar de ser imágenes relativamente recientes, me ha sido imposible dar con un video que recoja este fallo del capitán madridista. Me da que esto va a ser cosa del poderoso lobby raulista que también extiende sus tentáculos por la red. En fin les dejo una patriótica foto en su defecto.
10- Joaquín y los coreanos: Parecía que en el Mundial de 2002 por fin superaríamos los fatídicos cuartos de final. No lo podíamos tener más fácil, nos enfrentábamos a la anfitriona pero débil Corea del Sur. Y el caso es que los de Camacho metieron dos goles, pero el árbitro no los quiso conceder, vayan ustedes a saber por qué. Así que nos fuimos a los lanzamientos de penalty, y ahí, el extremo andaluz Joaquín, que había sido uno de los destacados durante el partido, no fue capaz de marcar. Otra vez nos teníamos que ir para casa sin catar siquiera las semifinales.
¿Qué?, ¿lo han pasado mal?. Pues esto no ha sido más que un aperitivo porque en un par de semanas comienza la Euro 2008. Esto es un sinvivir.
8 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas sobre que odias equivocarte, a mi me sucede exactamante los mismo. Ultimamente me siento como fracasado ya que a parte de tener que hacer frente a mis errores , tengo un jefe muy carismático que te hace partícipe de sus errores, o sea que en definitiva me culpa , te dice mal hecho, mal gestionado etc, pero por otro lado no es del todo cabrón, ya que cuando estas de bajón intenta escucharte y darte ánimo, es un buen tipo.
Lo que podemos sacar de bueno de los errores que también de ellos se aprenden, hay un dicho que dice algo así errar es de humanos y retificar de sabios.
Pero bueno resumiendo estoy de acuerdo contigo , que a mí no me gusta nada eqivocarme, soy bastante estricto con mi trabajo y cuando me equivoco tanto yo, como el equipo de trabajo me molesta mucho , mucho.
Si me quedo algún día sin chollo, te comento podríamos formar un buen equipo , pero no te garantizo que no cometiera algún error. Un saludo y felicitaciones por el blog.
No sé por qué me da que conozco a ese jefe tuyo.
Equipo, hermosa palabreja, sin duda,
Gracias por tus comentarios.
Hola, socio. Curiosa entrada ésta. No me atrevería a opinar sobre algo de lo que tengo tan poca idea como el fútbol de no ser por esta soprendente frase: "Pero si hay un oficio en el que los errores tienen una relevancia inimaginable, ése es el de futbolista de élite". Imagino que debes estar haciendo uso de tu ironía galaica...
Un saludo.
Te equivocas, socio, no hay ironía en absoluto.
Los diez acontecimientos que narro en esta entrada han provocado seguramente más llantos, disgustos y enfados que cualquier acontecimiento serio que imaginemos (vease catástrofes naturales, atentados terroristas, crisis económicas, etc).
Los nombres de los protagonistas de esos fallos nunca se borrarán de la mente de aquellos que sufrimos por sus errores. Futbolistas como John Terry, Djukic, Salinas o Cardeñosa quedan así estigmatizados para la historia. Puede que a un deportista económica, jurídica o laboralmente sus equivocaciones no le provoquen consecuencia alguna, pero moralmente la pena es perpetua.
Y eso en Europa, porque en Africa y Sudamérica los aficionados no suelen ser tan comprensivos y la suelen pagar con los bienes de los desafortunados protagonistas.
Buff el penalty de Djuckic lo que me ha hecho llorar... tendría yo 9 años más o menos y la angustia que sufrí en ese momento es indescriptible, menos mal que 6 años después nos vengamos jeje.
Yo también me equivoco Popeso, y mucho, todos nos equivocamos pero no todo el mundo lo reconoce. Yo creo que asumir que uno se equivoca e intentar corregirse es una gran virtud.
Y ya por último decir que aunque no encuentres el penalty fallado de Raúl no nos pongas esa ¡horrible foto! Me ha hecho bajar la página
La liga del 2000 estuvo bien, pero lo sufrido aquel 14 de mayo no hay nada que me lo quite.
Yo también bajo la página con la foto de marras. Otra equivocación de las mías, jaja.
Estimado socio: si los errores que citas tienen, según tú, una "relevancia inimaginable", entonces ¿qué calificativo utilizarías para describir los errores de un cirujano, un anestesista, un piloto de líneas aéreas, un juez, el responsable de una planta química, el supervisor de una central nuclear o el líder de un país dotado de armamento atómico?
Si los hechos a los que aludes en esta entrada han provocado "más llantos, disgustos y enfados" que aquellos de los que dependen vidas humanas, entonces, muy a mi pesar, tal reflexión sólo sirve para confirmar la lamentable condición humana de los que así sienten y actúan.
No es mala tu reflexión. Está claro que le damos una excesiva relevancia al mundo del fútbol. Pero supongo que es un buen síntoma. Porque si podemos convertir en drama una derrota deportiva será porque en nuestra vida real no suceden auténticas desgracias, afortunadamente.
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