Siempre había tomado por absolutamente cierto el viejo tópico de que el lenguaje del fútbol es universal. Viene a querer decir que los interesados en este deporte, independientemente de su procedencia y de la lengua que dominen, no tienen mayor problema para comprenderse en las cuestiones referentes al juego. Y no digo que no haya algo de verdad en tal afirmación, pero este pasado domingo, he podido comprobar que toda regla cuenta siempre con notables excepciones.
No sé si saben que como el perpetrar blogs no me da el suficiente trabajo, he tenido tiempo más que de sobra para sacarme la licencia de entrenador de fútbol (nivel 1, camino del 2). Pues bien, este fin de semana, un equipo británico en edad cadete (14-16 años), realizó un stage en las instalaciones del club al que pertenezco, por lo que se nos requirió a los técnicos que ahí trabajamos que realizáramos una sesión de entrenamiento con la citada escuadra extranjera. Como yo acostumbro a leer mucha literatura futbolística en el idioma de Shakespeare, no me preocupé en absoluto por los más que probables problemas de comunicación que podrían surgir en el transcurso de la tarea que se me encomendó. ¡Grave error!. Me tenían que haber visto (y escuchado, sobre todo), a mi lado, Tarzán parecería un catedrático de filología inglesa de la universidad de Oxford. Creo que aparte de las socorridas expresiones "come on" y "go", no fui capaz de articular ningún otro mensaje mínimamente coherente en inglés. Afortunadamente para mí, y para los niños sobre todo, la aparición de un no muy entusiasta traductor, permitió que pudiésemos realizar la sesión de manera que no se convirtiese, por inútil, en una completa pérdida de tiempo. De hecho, y no acabo de entender bien el por qué, tanto los chavales como sus técnicos terminaron, aparentemente, muy satisfechos con el entrenamiento ejecutado.
En todo caso, lo primero que hice al regresar a casa, fue conectarme a internet para visitar la estupenda página, languagecaster.com, donde dos profesores ingleses que trabajan en Tokio, nos ofrecen la posibilidad de aprender su lengua, a la vez que nos informan de las últimas noticias del mundo del fútbol. Para ello, cuentan incluso con dos podcasts a los que subscribirse, uno para alumnos principiantes (o sea, yo), y otro para avanzados, además de todas las fichas de trabajo y hojas de vocabulario pertinentes para mejorar nuestro nivel de inglés. Lo más interesante, al menos para mí, es que aprendiendo el idioma de esta divertida manera, podremos adquirir unos conocimientos de argot futbolístico que, dificílmente, nos aportaría una academia al uso. Así que recuerden, si les gusta el fútbol y quieren conversar sobre ello con algún amiguete "guiri", pónganse en las sabias manos de los simpáticos Damian Fitzpatrick y Damon Brewster, que así se llaman los autores de esta estupenda iniciativa, que, con sumo gusto, tengo el placer de recomendarles para evitarles caer en el ridículo padecido por este "pseudopolíglota" entrenador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario