miércoles, 5 de septiembre de 2007

Widgets







Vean, acabo de crear una especie de agujero negro, paradoja o circulo infernal que, como mínimo, supongo que hará que todos explotemos y que acabará con este maldito universo de una vez. Y es que lo que tienen justo encima del texto es este mismo blog, pero en pequeñito. Es decir, lo he introducido en una entrada que está dentro de la propia bitácora. Por lo cual, si no me he líado, "Acariciando al gato" (y para asegurar el cataclismo, el enlace va hacia esta misma página, je, je.) ha alcanzado el deseado infinito. Al modo de una muñeca rusa, pero hemos conseguido la eternidad.

Y, mientras espero que mi socio Ojodeorux, reconocido experto en física, matemáticas, y, sobre todo, en llevarme la contraria, me tire de la nube en la que me he subido, les voy a hablar de lo que pretendía, antes de percatarme del curioso bucle que había originado. Se trata de un tema clásico de cualquier blog que se precie. Lo tienen en el título: los widgets. Por si no han ido a "la Wiki", me refiero a esos cachivaches que tanto nos gusta poner en nuestras páginas, a pesar de que sabemos que, generalmente, son más molestos que útiles. Pero no seré yo, quien despotrique en contra de estas mini-aplicaciones, puesto que sólo con que echen un rápido vistazo a la columna derecha de este humilde cuaderno, comprobarán que yo, ...yo también he pecado. De hecho, soy una especie de adicto que dedica más tiempo a buscar, casi siempre por páginas de dudosa reputación, novedades en este sector, que a trabajar sobre los contenidos de las entradas.

Y ése es el principal problema de estos artilugios del demonio. Nos despistan de nuestro verdadero objetivo: contarle a la gente las cosas que nos interesan. Pero bueno, como, con toda probabilidad, nuestras inquietudes no coincidirán con las del lector, bien están los widgets, que son como las patatas fritas, que nos gustan a todos.

Así que, si como imagino, han llegado a esta página empujados por la fiebre salvaje de adquirir nuevos y originales trastos para su espacio, supongo que se sentirán decepcionados al no haber encontrado, hasta ahora, aquí ninguno de esos maravillosos códigos que, insertados en la plantilla html de su página, adquieren, por arte de magia, vida propia y proporcionan esa alegría y colorido que tanto precisa su apasionante web dedicada a la vida y milagros de la cría en cautividad del pepino ibérico en la estepa siberiana. Pero no me abandonen todavía, ni llenen de insultos hacia mi persona la sección de comentarios, pues aún pueden obtener algo de esta página, si tienen la santa paciencia de recorrer todos y cada uno de los rincones de este blog. Sí, encontrarán widgets por todas partes, y si clican en ellos, podrán navegar por páginas con cientos, ¡qué digo!, con miles y miles de estos fantásticos complementos.

Y, mientras ustedes viajan por este maravilloso mundo de color y fantasía, yo sigo pensando en qué lugar de esta página quedará bien mi última adquisición en este campo: El juego de Hillary Clinton bailando. ¿No se creen que pueda existir un widget así?. Gentes de poca fe. Click aquí.

P.D(1): No sé que pasará cuando le dé al botón de publicar. Ustedes podrán creerse o no, lo que les mencioné más arriba, acerca del bucle creado, del fin del mundo, etc, etc, pero, les juro que no les miento, que el ordenador se me ha colgado tres veces mientras editaba esta entrada. Que alguien me lo explique, please.

Actualización 1: Sigo vivo, debido a que, al menos todavía, esta entrada no está contenida en el miniblog. Debe ser una especie de mecanismo de autodefensa del universo, vamos, digo yo. Pero, quizá sea que, simplemente, aún no se ha actualizado. En fin, veamos como continúa la cosa y si desaparece el cabezón de Hamilton de nuestra vista.

Actualización 2: Aunque sigan viendo al amigo Hamilton porque el widget enseña siempre la última imagen publicada (este post no contiene un archivo de imagen, sino un objeto flash), ya se refleja esta entrada en el miniblog y, extrañamente, el mundo continúa girando. Espero haber creado, al menos, un agujero en el espacio-tiempo. Asi que si alguno de ustedes es tragado por la cuarta dimensión, ya saben a quien reclamar.

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