Este mes de agosto se cumple un año desde que la Unión Matemática Internacional ofreció a este personaje la medalla Fields, el equivalente al premio Nobel en las matemáticas, por su demostración de la llamada conjetura de Poincaré.
Dicho problema, una conjetura propuesta en el 1904 por el francés Henri Poincaré y que se convertiría con el paso del tiempo en el mayor rompecabezas matemático en lo que a la topología se refiere, fue finalmente resuelto por nuestro héroe de la foto, el ruso Grigori Yakovlevich Perelman, en el año 2002.
Bueno, en realidad lo que Perelman demostró es la llamada conjetura de geometrización de Thurston, de la que la de Poincaré es un caso particular.
Damos por sentado en este blog que el grueso de nuestros lectores conocen la conjetura y sus importantísimas implicaciones matemáticas, puesto que en 1999 el Clay Mathematics Institute ofreció un millón de dólares por la demostración de los llamados Problemas del Milenio, entre los que se encontraba dicha conjetura. No obstante, remitimos al lector a los anteriores enlaces para los que deseen refrescar su memoria.
El anuncio de su demostración, en el año 2002, tras ocho años de arduo esfuerzo, resultó tan inusual como el personaje. En lugar de publicarla en una revista especializada, envió tres manuscritos a un archivo on line de textos matemáticos, lo que acabó produciendo peleas por decidir quién fue el primero en completarlo. El documento más reciente en el que resuelve su demostración tiene solamente 473 páginas.
El caso es que en mayo de 2006, un comité de nueve matemáticos otorgó a Perelman la medalla Fields, dotada con un premio económico de 15.000 dólares canadienses (unos 11.000 euros) por su demostración. Sir John Ball, presidente de la Unión Matemática Internacional, trató de persuadirlo para que aceptara el premio. Después de 10 horas de persuasión durante dos días, se rindió. Dos semanas más tarde, Perelman resumió la conversación así: "Él me propuso tres alternativas: acepta y ven; acepta y no vengas, y te enviaremos la medalla luego; tercero, no aceptes ni vengas. Desde el principio le dije que había escogido la tercera." Siguió diciendo que el premio "era completamente irrelevante para mí. Todo el mundo entiende que si la demostración es correcta entonces no se necesita ningún otro reconocimiento".
El mismo Perelman había rechazado previamente un prestigioso premio de la Sociedad Matemática Europea objetando, presuntamente, que el comité del premio no estaba calificado para evaluar su trabajo.
Actualmente Perelman, que está sin trabajo y malvive con su madre en las afueras de San Petersburgo, asegura que ha abandonado las matemáticas porque está decepcionado y que nada de lo que pueda decir interesa a la gente.
Vaya desde aquí nuestro modesto homenaje a este genio de las matemáticas.
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